Cáritas Española dispone en el territorio proyectos internacionales y fue uno de los lugares de destino para la I Jornada de Voluntarios Internacionales en la que participó Cáritas Diocesana de Granada. El destino fue concretamente Ban Sac, un lugar en mitad de la selva tailandesa, construido para dar servicio a la población afectada por el Tsunami del 2004, que asoló la costa occidental.
TESTIMONIO
Chuku Maeso es voluntaria de Cooperación Internacional de Cáritas Diocesana de Granada y misionera en el proyecto, que ofrece su testimonio. Actualmente, coordina el programa y ejerce de directora en la Cáritas Parroquial de Cúllar Vega.
“Durante mi estancia, pude visitar todos los proyectos que allí se estaban realizando. Y de esas visitas al terreno nació nuestro pequeño proyecto fraterno.
Visitando a una familia en un campamento de trabajadores birmanos, muchos de ellos víctimas del tráfico de personas, nos encontramos con una mujer joven, que estaba sola y asustada. Con la ayuda del traductor de la Cáritas Diocesana, nos explicó que su marido estaba en un barco de pesca desde hacía un mes trabajando para pagar a los traficantes que la habían introducido a ella en Tailandia. Según ganando confianza en nosotros, nos contó que estaba embarazada, pero no había ido al médico por no tener ningún tipo de documentación y que llevaba sin comer varios días.
Una vez dentro de la habitación que hacía de casa, pudimos comprobar que no tenía absolutamente nada, ni ropa, ni sitio para dormir, ni comida. Inmediatamente nos pusimos manos a la obra.
Empezamos a visitar los diferentes campamentos y nos dimos cuenta de que había más mujeres como ella, algunas ya con bebés, sin ningún medio económico para comprar comida. Sin documentación no podían ir al hospital y tanto ellas como los bebés estaban enfermos. Otras tantas habían tenido que endeudarse con las mafias para poder pagar el parto en el Hospital.
La insalubridad de los lugares donde habitaban, rodeados de basura y con aguas putrefactas, generan enfermedades y plagas produciendo heridas a los más pequeños. Como el objetivo del proyecto era la creación de Cáritas parroquiales en Tailandia, ésta situación fue un buen ejemplo de sensibilización para el personal de la diócesis, de cara a promover un programa de ayuda alimentaria, en la línea del que desarrollamos en España.
El lugar elegido para ello fue la ciudad de Phuket, que aunque resulte un paraíso para los turistas extranjeros, no lo es en absoluto para otras personas. Gran parte de la población llega allí de la mano de traficantes, engañados con el pretexto buscarles un buen empleo, exigiéndoles el poco dinero que tienen y entregados a empresarios explotadores.
Elegimos esta zona porque el número de víctimas es muy alto y en ella se estaban desarrollando programas de Tráfico de Personas.
El Padre Suwat, director de Cáritas, junto al responsable de proyectos internacionales, dieron su visto bueno, y presentaron un proyecto de cooperación fraterna a Cáritas de Granada, y empezamos a organizar el trabajo de visitas, estudio y seguimiento de los casos de aquellas mujeres embarazadas o con bebés, que estuvieran en situación de desamparo y emergencia alimentaria y sanitaria.
El proyecto lleva ya más de un año funcionando. Ha facilitado a muchas mujeres la recuperación de los partos, de malnutrición y sus secuelas. En muchos de los casos incluso se les ha podido regularizar y dar un trabajo fuera de las mafias. Este último año, hemos incorporado al proyecto el área de Takuapa y también al área de Kuraburi. Se ha contactando con otras organizaciones que trabajan en la zona con becas escolares y salud, de manera que podamos trabajar todos en la misma línea, sin duplicar acciones y consiguiendo buenos resultados con pequeños recursos”.