23 de enero de 2017 • ZENIT – Roma
En la perspectiva de la derogación del Obamacare bajo la presidencia de Trump, la conferencia episcopal desea una reforma sanitaria que tutele la vida y se extienda también a los inmigrantes.
Sí a la no financiación del aborto, no a los recortes en las gastos sanitarios en general. Es la posición de los obispos estadounidenses en relación con la “contrarreforma” prometida por el nuevo presidente Donald Trump, a siete año de la entrada en vigor de la Affordable Care Act, más conocida como Obamacare.
Como primer acto de su ingreso el viernes en la Casa Blanca, Trump firmó en seguida un decreto para quitar los costes de la reforma sanitaria de su predecesor.
Contemporáneamente está en discusión en el Congreso, la derogación y la sustitución del Obamacare, del cual, sin embargo, el episcopado quisiera salvar algunos principios.
En una carta firmada por monseñor Frank J. Dewane, obispo de Venice y presidente de la Comisión Episcopal de justicia y desarrollo humano, los prelados dirigen un llamamiento a los parlamentarios, para que “trabajen juntos para proteger a los americanos más vulnerables y conservar los pasos importantes realizados hacia adelante en tema de cobertura y acceso a las curas sanitarias”.
Como recuerda el mismo monseñor Dewan, al mismo tiempo, los obispos había criticado la reforma de Obama por su financiación y facilitación a las prácticas abortivas y por la falta de acceso a los cuidados por parte de los inmigrantes. A pesar de eso, reconocen que la nueva ley ha aportado “importantes mejoras de cobertura” que “deben ser conservadas”.
Una posible derogación del Obamacare, por tanto, no tendría que suceder –desean los obispos– sin la aprobación de una “plan sustitutivo que asegure el acceso a curas sanitarias adecuadas para esos millones de ciudadanos que ahora se confían de este instrumento para la tutela de su salud”.
Obligar a una gran parte de la ciudadanía a tener que vaciar su bolsillo para la salud, podría llevar a una “gran incertidumbre que en este momento resultaría particularmente devastador”, prosigue la nota.
La asistencia sanitaria, añaden los obispos, no debe ser vista como un “lujo” sino como una “plataforma necesaria para ayudar a los individuos y a las familias a prosperar y contribuir al bien común de la sociedad y de la nación”.
En conclusión, el episcopado afirma la posibilidad de realización de un sistema sanitaria “universal y sostenible”, para adoptarse “en una modalidad que incluya la protección de la vida, de la libertad de conciencia y de los inmigrantes”.